La pedagogía Waldorf es más que un simple método de aprendizaje y enseñanza. Con un enfoque holístico, ofrece un entorno enriquecedor para que los niños se desarrollen integralmente y de forma positiva.
¿Quieres saber más? Sigue leyendo, te cuento cómo el método Waldorf motiva a los niños a explorar sus intereses y desarrollar sus talentos personales.
¿Qué es la pedagogía Waldorf?
El método Waldorf es una pedagogía alternativa desarrollada por Rudolf Steiner a principios del siglo XX en Alemania. Se inspira en su filosofía holística, la antroposofía: una forma de pensar que considera al ser humano inseparable de su entorno y de los demás.
Las escuelas Waldorf se basan en estos principios y pretenden ofrecer una educación holística que incluya todos los aspectos del desarrollo del niño: espiritual, intelectual, emocional y físico. El objetivo de la pedagogía Waldorf es ayudar a los alumnos a convertirse en pensadores independientes, individuos creativos que se comprendan a sí mismos para que en el futuro encuentren su papel en la sociedad.
Principios básicos del método Waldorf
- Se centra en el desarrollo de cada niño como persona en su totalidad; cada niño es único y se respeta su ritmo de aprendizaje y sus propias capacidades.
- Expone a los niños a un mundo de experiencias, imaginación y de sentimientos para un desarrollo integral de los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales.
- El aprendizaje es práctico a través de la experiencia; Aprendemos a través de nuestro cuerpo, cuando el niño siente el conocimiento a través de su cuerpo, puede aprender mejor.
- Destaca la importancia del juego creativo y el aprendizaje libre, permitiendo a los niños explorar sus propios intereses y desarrollar sus talentos personales.
- Crear un entorno que permita a los niños explorar su curiosidad natural y desarrollar su imaginación a través de actividades creativas como la narración de cuentos, la música, el arte, las manualidades, etc.
- Busca crear una atmósfera rica y de confianza en las relaciones sociales ( tanto en el ambiente educativo como familiar) donde los niños se sientan seguros para expresarse libremente.
- Trabaja la fantasía como preámbulo del pensamiento.
- Fomenta el desarrollo de valores sólidos como la responsabilidad social, la empatía, la autodisciplina y las habilidades para resolver problemas.
Las etapas de desarrollo: Educación en septenios
Rudolf Steiner, fundador de la pedagogía Waldorf, reconoció diversas etapas en la vida de una persona que se van dando en ciclos de 7 años, a lo que denominó septenios.
Durante cada septenio el ser humano presenta y desarrolla determinadas características, en donde van apareciendo necesidades y capacidades.
Por tanto, la educación Waldorf busca acompañar, respetar y apoyar una salud física emocional y mental de niños y jóvenes en los 3 primeros septenios.
Primer Septenio (0-7 años)
“Etapa en la que se aprende haciendo”
Esta primera etapa hace hincapié en el desarrollo físico. Los niños necesitan la experiencia real, conocer el entorno, la interacción directa con los otros y con su propio cuerpo.
Los grandes aprendizajes tienen que ver con “hacerse” con su cuerpo, aprender a utilizarlo y a manejarlo. El educador o adulto los acompaña en las experiencias, centradas en completar un bloque de madurez del cerebro relacionado con lo sensorial, lo motriz y los hábitos básicos.
El en primer septenio los niños aprender a través de la interacción con el espacio y el juego libre, pero sobre todo a través de la imitación. Por eso, el rol del adulto o educador es facilitar el aprendizaje como figura moldeadora. Se trata de mostrarse como ejemplo, ejemplo que los niños absorberán con todos sus sentidos.
Segundo septenio (7-14)
“Sin emoción no hay aprendizaje”
A partir de los 6-7 años empieza a haber otra conciencia de las emociones. Emergen sentimientos menos viscerales: los me gusta/no me gusta, la simpatía/antipatía. Por eso en esta etapa los niños sobre todo aprender de educadores a los que quieren, con lo que sienten una conexión afectiva.
En esta etapa esa es la clave, la conexión emocional con la persona que enseña y con lo que se transmite.
Se busca que los niños se identifiquen con las enseñanzas y los sientan. Aunque siguen estando presenten la acción, la experimentación y el movimiento, el aspecto de los sentimientos cobra protagonismo.
La educación en el segundo septenio está impregnada de arte, como eje central y al servicio del aprendizaje y desarrollo de los niños. Cualquier asignatura puede relacionarse con la música, los cuentos, el teatro… Todo converge, son se presentan como asignaturas separadas. Los niños hacen y experimentan desde la emoción.
Por parte del adulto o educador, requiere una mayor capacidad de creatividad, ya que sea cual sea la asignatura siempre se presenta de forma creativa y artística, sin utilizar materiales tradicionales como libros de texto.
En esta etapa las emociones y los sentimientos toman una mayor relevancia.
Tercer septenio (14-21 años)
Esta etapa se centra en desarrollar las nuevas posibilidades del pensamiento. Los jóvenes tienen una mayor capacidad de abstracción, y se busca que desarrollen un pensamiento libre, crítico y propio.
La creatividad, el ingenio y la lucidez mental son las herramientas para que puedan reflexionar e investigar, alcanzado ellos mismos grandes pensamientos e ideas.
Los adultos y educadores que acompañan este tercer septenio son necesarios como modelos de inspiración. Necesitan adultos que hayan perseguido sus ideales, y que sean coherentes con ellos. La interacción con adultos que hayan llevado a cabo su propio propósito de vida les inspira a seguir sus propios ideales.
En estos años se requieren de experiencias muy diversas para que cada joven descubra su propio camino en la vida, por lo que es común que se les invite a hacer prácticas en sitios sociales varios, para que puedan inspirarse de personas y ambientes de distintas características.
Así, cada joven va moldeando su espíritu crítico, aprendiendo a discriminar, discernir, descubriendo su propia vocación y contribución a la sociedad.
Este aprendizaje rico y abierto, dota a los jóvenes de mentes libres, una mente con la que se convertirá en un adulto menos obediente, menos manipulable, menos sumiso.
Al finalizar los tres septenios, los jóvenes podrán ser ciudadanos libres, empoderados para llevar a cabo sus propios planes de vida.
Beneficios del método Waldorf
Son muchos los beneficios que este tipo de educación alternativa aporta al desarrollo de los niños en las distintas etapas:
- Fortalece la autoestima, la confianza en uno mismo y la autodisciplina, ya que se respeta el ritmo personal de cada niño para su aprendizaje sin presionarlo.
- Los niños adquieren mayor flexibilidad en sus pensamientos y en las maneras de solucionar las cosas, al desarrollar la capacidad de resolver problemas mediante el pensamiento creativo y el trabajo en equipo.
- Se anima a los niños a aprender a través del juego libre y la imaginación todo tipo de asignaturas como ciencias o matemáticas, en lugar de memorizar datos que con el tiempo se olvidan y no conllevan un verdadero aprendizaje.
- Proporciona un entorno de confianza, seguro y enriquecedor para que los niños exploren y descubran cosas nuevas.
- Fomenta la interacción social, la empatía y las habilidades sociales con los compañeros a través de actividades lúdicas.
- El niño se hace fuerte, se empodera de sus propios pensamientos para que se conozca bien y pueda aportar en el futuro lo mejor que tiene para ofrecer a la sociedad.
Otras metodologías educativas alternativas
Si te interesa conocer más a fondo otras propuestas educativas no convencionales, te recomiendo que leas también sobre el más conocido Método Montessori y el Movimiento libre de Emmi Pikler.
Aunque cada una de ellas pone el foco en distintos aspectos educativos, todas tienen en común algunos puntos que considero de vital importancia.
Por un lado, respetan la infancia y su ritmo de desarrollo, reconociendo el potencial de cada niño desde el nacimiento. Además, promueven una educación activa, implicando tanto a los niños en la vida del hogar, como a los padres en la vida del aula.
Las tres metodología reconocen a cada niño como ser único, y sus propias necesidades son las que marcan su ritmo de aprendizaje. El rol del adulto, por otro lado, es el de acompañar y guiar, pero sin intervenir en el juego y el aprendizaje.
Otro nexo importante es que las tres disciplinas fomentan un mayor respecto y contacto con la naturaleza, utilizando materiales naturales en sus materiales cotidianos de juego, aprendizaje y experimentación.
Por ultimo, y lo que considero más importante y a tener en cuenta, es que tanto el método Montessori, como Waldorf y Pikler no se centran en aprender materas concretas y conseguir un expediente académico. Lo que persiguen es formar personas con valores y capacidades reales respetando cada personalidad individual. Forman «seres», no «alumnos».
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